De la mitad adelante escribo contra el olvido,
para poder confiarme algunos de mis secretos,
esos que me sonrojan cuando los miro,
y dejan sabor dulce cuando los vivo.
De la mitad adelante disimulo mucho menos,
y me procuro sonrisas más sinceronas,
sin que me estorbe el que no y que me impulse el que si,
y haciendo lo que a mí y no a lo que los demás.
Los años lo hacen a uno más recilente,
más resistente, menos hipócrita.